Distintos medios se han hecho eco estos días del fallecimiento de un bebé tras un parto en casa en La Rioja, con la circunstancia de que la madre es matrona. Diario Vasco recogió estas palabras del Jefe de Ginecología y Obstetricia del hospital de Cruces, Txanton Martínez-Astorquiza, presidente de la sociedad española de la especialidad, SEGO: «Dar a luz en tu domicilio es jugártela, hoy en día carece de todo sentido».
Que el parto en casa es tan seguro como el parto hospitalario lo avalan todos los estudios que se han hecho al respecto (en otros países, en España no se ha hecho ninguno todavía) y la circunstancia de que en países de nuestro entorno como Inglaterra u Holanda la atención domiciliaria del parto está cubierta por la seguridad social. Dice el doctor Martínez que “Uno de los países donde más abortos y muertes de recién nacidos se produce en la UE es Holanda, cuna del parto a domicilio, donde mueren diez de cada mil bebés entre la semana 22 de gestación y la siguiente al nacimiento. En España, como en Suecia, son menos de cinco”.
Sin embargo, esas cifras no nos hablan de la seguridad del parto hospitalario en contraposición con la atención domiciliaria, porque no se especifica si esos partos domiciliarios fueron atendidos por matrona o fueron espontáneos, ni la causa de la muerte. Pudiera ser que esa muerte se hubiera producido igualmente aunque el bebé hubiera nacido en un hospital, por ejemplo, si el bebé hubiera tenido malformaciones o problemas irremediables.
Además, en España no conocemos realmente las tasas de mortalidad perinatal en hospital por culpa de la ausencia de un registro adecuado[1]: “En el INE [Instituto Nacional de Estadística] existe un importante subregistro de muertes fetales y neonatales”[2]. A ese desconocimiento contribuye también, en palabras del investigador Paul Cassidy, la inexistencia de un centro dedicado a la epidemiología perinatal a nivel nacional. Tampoco hay acuerdo respecto a qué se considera una “muerte perinatal” ¿Desde la 22 semana de gestación o desde la 28? Si el bebé muere inmediatamente sí, pero ¿Y si muere diez días después por las secuelas del parto? ¿Se contabiliza? Como han señalado diversos estudios, se estima que el infraregistro de las muertes perinatales en España podría ser del 30%. Esto quiere decir que, cuando en nuestro país alguien presume de cifras de mortalidad perinatal, sencillamente, está hablando de algo que no se conoce.
Lo que más me preocupa de este tipo de noticias es que cuando un niño o una madre muere en el domicilio, el resultado se presenta no como fruto de unas circunstancias determinadas y excepcionales, sino como consecuencia de la atención domiciliaria en sí. Es como si, cada vez que una mujer o un bebé mueren en un hospital dijésemos que ha ocurrido “por culpa del parto hospitalario”.
En el hospital de Cruces, como en cualquier otro hospital español, se producen algunas muertes maternas y fetales al año (pocas, afortunadamente, igual que en el parto domiciliario). A ningún periodista, a ningún profesional, se le ocurriría achacarlo al parto hospitalario en sí o culpabilizar a las víctimas por haber elegido parir en un hospital, por haber dejado que les pongan oxitocina sintética sin necesidad, realizado la maniobra de Kristeller, obligado a parir tumbada y todas esas rutinas hospitalarias que, desde hace años, la evidencia científica viene rechazando. Creo que, de la misma manera, a las mujeres y familias que eligen la atención a domicilio debería respetárselas, empatizar con su dolor evitando aprovechar la ocasión para hacer manifestaciones que carecen del más mínimo rigor y solo nacen del prejuicio y la ideología personal.
De la morbilidad, es decir, de las lesiones y problemas de salud materno-fetales que causan muchas rutinas hospitalarias sin llegar a causar la muerte hablaré otro día. Eso sí, puedo afirmar por mi experiencia como activista para la mejora de la atención al parto en España y abogada especializada en salud sexual y reproductiva que tanto el Hospital de Cruces como el resto de hospitales españoles deberían trabajar para reducirlas en lugar de presumir de lo bien que lo hacen. En “mejora” incluyo no sólo los aspectos clínicos sino el respeto a las decisiones libres e informadas de los usuarios. Pongo “usuarios” utilizando el masculino genérico a propósito, pues no alcanzo a comprender por qué si la legislación que protege los derechos de los pacientes y usuarios y las normas deontológicas del personal sanitario son aplicables por igual a hombres y mujeres, cuando el “usuario” resulta ser una mujer que resulta estar “embarazado” sufre una constante desautorización y reproche.
Francisca Fernández Guillén
Observatorio de violencia obstétrica
[1] “las estadísticas nacionales (las publicadas por el Instituto Nacional de Estadística, INE) están recopiladas según lo que figura en los registros civiles locales en base a información aportada por los padres mediante el BEP y no en base a la información de muertes perinatales de la que disponen los hospitales” Cassidy P. Posicionamiento acerca de la infradeclaración y fiabilidad de las estadísticas de muertes perinatales en España. 2013.
[2] Isabel Río Sánchez et alia, Gaceta Sanitaria, versión impresa ISSN 0213-9111, Gac Sanit vol.23 no.5 Barcelona sep./oct. 2009