Lo único bueno de la sentencia que se ha dictado contra “La Piara” es que pone de manifiesto, para quien no lo conozca, el profundo sexismo y misoginia de parte de la judicatura española. Como abogada, soy testigo en cada caso de violencia obstétrica que llevo.
Pondré un ejemplo: en uno de los juicios que tuve, la víctima había relatado con todo lujo de detalles el sufrimiento que le había producido una episiotomía –corte de los músculos, piel y nervios que rodean la vagina‑ que le habían realizado por la fuerza. Le había quedado una cicatriz retráctil que le producía dolor durante el coito, vaginismo, y un trauma psicológico importante.
Durante la práctica de las pruebas, el juez escuchó sin inmutarse y con cara de indiferencia los sufrimientos por los que mi cliente había pasado. Cuando llegó el turno del marido, sin embargo, el juez mostró algo de interés y despertó de su anterior somnolencia para preguntar al marido cuánto tiempo se había visto privado de relaciones sexuales. El marido respondió “dos años”. Al escuchar esto, su señoría se removió en la silla e hizo un gesto elocuente. Nuestro sufrimiento no importa, pero que un señor se quede dos años sin follar… eso sí es intolerable y despierta una varonil fraternidad. En su sentencia, D. Juan Carlos Fernández López, magistrado-juez comisionado al servicio del Juzgado de lo Contencioso-administrativo número Uno de Santiago de Compostela, autos del recurso número 481/2013, no otorgó ninguna consecuencia a la falta de consentimiento de la mujer para que le cortaran sus genitales, pero al menos a su marido le reconoció “verosimilitud” y haber sufrido “adversas consecuencias”:
“dejando de lado las verosímiles declaraciones del marido de la actora, sobre la asistencia que a esta se le prestó en el centro hospitalario y las adversas consecuencias que durante los meses siguientes padeció a consecuencia de ello, los informes técnicos aportados…”
Podría escribir y escribir sobre esta y otras experiencias que he tenido como abogada en casos de violencia obstétrica, pero por hoy baste este ejemplo para acompañar la indignación popular por la Sentencia del caso de La Piara, y para denunciar que el machismo y la misoginia están en todas partes, incluido tristemente el poder judicial.