Ayer fui a ver esta obra de Iria Pinheiro sobre la violencia obstétrica en el Teatro del Barrio, en Lavapiés.
Pensé que iba a ver una representación dramática y así fue, porque cortar nuestras vaginas, introducir todo tipo de cosas en ellas, operarnos sin anestesia o separarnos de nuestros hijos al nacer no tiene ninguna gracia. Pero Iria ha sabido reflejar con gran sentido del humor el patetismo de los personajes que habitan el paritorio, como el “Doctor Payaso”, todo un “Diostor”, la gine listilla soltando los chascarrillos de humillar recién aprendidos o “Toda Esa Gente”, la masa charlatana que anda por ahí enredando en las Salas de Parto igual que el cableado, cables por todas partes, mientras la pobre parturienta intenta dar a luz.
Me dicen que “unas señoras enjoyadas de provincias” fueron a ver la obra con sus collares de perlas sin saber a lo que iban y al principio se lo tomaron a guasa pero luego salieron suspirando “la de cosas que nos han hecho y sin saberlo”.
Tanto si eres una señora enjoyada de provincias como si no, esta obra va a hacer que te caigas del guindo. El Dr. Payaso dice que él “ha traído al mundo a miles de niños” pero está mintiendo: la vida no se la debemos a él sino a nuestras queridas madres.
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