Las negligencias médicas en el parto pueden tener consecuencias físicas o psicológicas para las madres, como por ejemplo un estrés postraumático, un miedo atroz a las agujas o una desconfianza hacia los médicos. Y también para los bebés: en este post queremos dar visibilidad a los problemas más comunes que enfrentan los recién nacidos:
Sufrimiento fetal o “pérdida de bienestar fetal”: se produce cuando el oxígeno que le llega al feto durante el trabajo de parto disminuye. El mecanismo más utilizado para comprobar el bienestar fetal es la monitorización tococardiográfica fetal, y cuando existen dudas, la prueba de pH. Si ante un resultado preocupante no se adoptan las medidas adecuadas, se pueden derivar situaciones que comprometan la salud del bebé como la hipoxia o anoxia perinatal, acidosis metabólica o la aspiración de meconio.
Parálisis braquial obstétrica: es una lesión que se produce cuando el bebé se queda encajado en el canal de parto por uno de los hombros y al tratar de desatascarlo por medios mecánicos y con uso de instrumental se lesionan los nervios del plexo braquial por distensión o rotura lo que puede implicar una afectación más o menos grave de la movilidad de los brazos.
Lesiones por uso de instrumentación: en ocasiones se pueden producir cefalohematomas al utilizar ventosas de tracción, o daños en la estructura ósea del cráneo por la utilización de fórceps.
Lesiones por bisturí en cesáreas: aunque no se asocia con secuelas funcionales graves, en ocasiones a la hora de realizar una cesárea se puede cortar también al bebé, y dependiendo del área donde quede dicha cicatriz sí nos encontraremos ante secuelas visibles.
Aunque los bebés son tremendamente resilientes y tienen una capacidad asombrosa de sobreponerse a las dificultades, las consecuencias de cualquiera de estas complicaciones pueden ser de una entidad muy diversa, con diferente pronóstico y dejar secuelas más o menos graves con las que habrán de convivir toda la vida.
Es el caso de la parálisis cerebral infantil tras una encefalopatía hipóxico isquémica (EHI) que deriva de una hipoxia perinatal. Aunque la afectación cerebral y su alcance en el desarrollo del niño no puede anticiparse, pues depende de muchos factores, el impacto en la vida familiar puede ser alto. A nivel psicológico supone afrontar un duelo frente a un diagnóstico incierto y que nos aleja de nuestras expectativas de tener un bebé sano, a nivel de organización implicará un trastorno importante por las terapias y visitas médicas que necesitan estos niños y también a nivel económico impactará en la familia, pues muchas de estas atenciones requieren consultas privadas.
A todo ello se suma la necesidad de comprender el porqué de lo sucedido. Sobre todo cuando tenemos la sospecha de que el desencadenante de la situación ha sido una mala praxis médica.
El proceso de investigación sobre lo ocurrido en el parto comienza por obtener la Historia Clínica. Es aconsejable escribir lo ocurrido, para no olvidar detalles. Posteriormente, un perito especialista en ginecología-obstetricia examinará la Historia y el relato de hechos y nos dirá si hay base para una demanda. Es muy importante que consultes con un buen abogado especializado en negligencias médicas con experiencia en el parto. En nuestro despacho te acompañaremos a lo largo de todo el proceso. Puedes consultar tu caso sin compromiso, ya que la primera consulta es gratuita. Atendemos casos de toda España.