A vueltas con la episiotomía

A una de cada tres mujeres que dio a luz en España en un parto normal se le hizo una episiotomía. Se trata de una intervención quirúrgica consistente en cortar la piel, músculos, nervios y fascias que rodean la vagina. Sus consecuencias suelen banalizarse, pero algunas mujeres pueden desarrollar una cicatriz fibrótica y padecer dolor en las relaciones sexuales. En algunos casos, además, se producen desgarros por extensiones de la episiotomía que afectan al esfínter anal y provocan incontinencia (desgarros de III-IV grado). Es una realidad dura y poco conocida de la que se hace eco la periodista Ana Requena en este reportaje de ElDiario.es en el que se cuentan algunos de los casos que he llevado como abogada.

Si tenemos en cuenta que la tasa de episiotomías que la OMS considera justificada es de un 15%, veremos que en España se trasgrede ampliamente ese límite. Se trata de una técnica obsoleta que se sigue practicando en paritorios de todo el mundo con la excusa de abreviar el periodo expulsivo. Las indicaciones de la técnica, cruenta, invasora y con numerosas consecuencias para la madre, son muy pocas y por ello, la propia Organización Mundial de la Salud, desaconseja su práctica: en su Recomendación 39 del documento “Recomendaciones de la OMS Cuidados durante el parto para una experiencia de parto positiva” de 2018 afirma:

No se recomienda el uso ampliado o de rutina de la episiotomía en mujeres que presentan un parto vaginal espontáneo. (No recomendado)

Hay que tener en cuenta que, además, en la mayoría de los casos se hace sin el consentimiento informado de la mujer, e incluso a pesar de su oposición clara y reiterada, como se cuenta en el reportaje de ElDiario.es. Tal como publicamos en su momento, la Relatora especial de Naciones Unidas para la violencia contra la mujer, Dubravka Šimonović en su informe “Enfoque basado en los derechos humanos del maltrato y la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva, con especial hincapié en la atención del parto y la violencia obstétrica” califica esta práctica de tortura:

La episiotomía es un corte profundo en el perineo de la mujer que llega hasta el músculo del suelo pélvico diseñado para ayudar quirúrgicamente a la mujer que va a tener un parto vaginal. Aunque este procedimiento puede resultar beneficioso para el bebé y la madre, en caso de que resulte necesario desde el punto de vista médico, si no es necesario o se hace sin el consentimiento informado de la madre, puede tener efectos físicos y psicológicos en la madre, puede ocasionar la muerte y puede constituir violencia de género y un acto de tortura y tratamiento inhumano y degradante.

Los casos en los que esta práctica puede ser útil son realmente muy pocos. Por ejemplo, pérdida de bienestar fetal justo en la expulsión o algunos problemas previos en el periné de la mujer.

A pesar de que la evidencia científica lleva años señalando que la episiotomía no tiene los beneficios que se le suponían, hay profesionales que no se actualizan. Ayer, por ejemplo, una matrona defendió su uso en un coloquio que se celebró en la Facultad de Enfermería de la Universidad de Valencia. Para ella, la episiotomía podría haber evitado un desgarro grave. Sin embargo, los desgarros más graves son consecuencia, precisamente, de extensiones de la episiotomía. Y el problema añadido es que en ocasiones esos desgarros no se diagnostican en su gravedad. ¡Claro: si hicimos una episiotomía para evitar un desgarro ¿Cómo es posible encontrarnos con uno peor?!

La falta de revisión del canal del parto impide detectar desgarros que afecten al esfínter anal y así requerir a una cirujana (ginecóloga o mejor aún proctóloga) que haga una reparación en el acto. Porque pasadas 12 horas la zona pierde la vascularización necesaria para que la cirugía quede bien, y las probabilidades de que la paciente sufra incontinencia son altas. En mi despacho llevo muchos casos así, y me produce pesar saber que esos daños podrían haberse evitado. Cada vez que oigo a mi perito explicar esto en un juicio me pregunto cómo es posible que se sigan haciendo tantas episiotomías y las mujeres sigan quedando en esta situación. Muchas son jóvenes madres que van a tener que dar a luz a sus siguientes hijos por cesárea y ver limitada su actividad profesional y de ocio y llevar de por vida un neuroestimulador.

Se habla muy poco de este problema, que deja a las víctimas sumidas en la ansiedad y la vergüenza. Por eso digo que basta ya de episiotomías de rutina, y a las mujeres que tienen este problema las animo a desoír los consejos de “espera un poco a ver si se te pasa” (porque le puede prescribir la acción para reclamar los daños) o “es normal tras el parto, luego se mejora”. Ante la persistencia de pérdida de orina, heces o gases o dolor perineal ve a tu matrona e insiste al médico para que prescriba las pruebas necesarias para comprobar la integridad de los esfínteres.

Francisca Fernández Guillén – Abogada especialista en derechos sexuales y reproductivos www.franciscafernandezguillen.com