Con el caso de hoy continuamos la sección de casos reales en donde explicamos los resultados de la mala praxis en el parto y sus consecuencias para las mujeres y las criaturas y también su lucha por lograr el reconocimiento de lo que sucedió en sus partos y la responsabilidad de quienes las atendieron.ç
Resumen del caso
Raquel había tenido un buen embarazo. Estaba en la semana 37 cuando, en una visita a su ginecóloga, esta le hizo una maniobra de Hamilton, una maniobra que consiste en despegar las membranas para provocar el parto. Lo hizo sin pedir permiso y sin explicar las consecuencias porque “estaba esperando que la niña tuviese 2.5 Kg para provocarme en parto, ya que en su opinión por mi estatura y número de pie, tengo la pelvis pequeña y no quería que diese a luz una niña de un peso mayor.” La maniobra hizo que, dos días después, Raquel rompiese aguas. En la clínica le indujeron el parto con prostaglandinas y oxitocina, pero la niña no bajaba. Cuando estaba ya de unos 9 centímetros la llevaron al paritorio y en vista de que no salía, le hicieron una maniobra Kristeller (empujar el vientre de la madre con el antebrazo para empujar al bebé hacia afuera), una episiotomía y espátulas. Todas esas intervenciones se produjeron sin explicación ni consentimiento por parte de Raquel y, tal como explicó el perito obstetra, ninguna justificación médica.
A Raquel le dijeron que se había producido un desgarro de grado IV. Es el más grave porque implica la lesión de los esfínteres anales y, si no se reparan bien, como fue el caso, puede derivar en incontinencia de heces, que es lo que le ocurrió a Raquel. Todo esto tuvo muchas consecuencias para su vida. Por un lado, le generó un síndrome de estrés postraumático que le hacía revivir lo sucedido constantemente, una incontinencia urinaria y fecal que le impedía llevar una vida normal, dolor en las relaciones sexuales, y la imposibilidad de volver a tener un parto vaginal.
En sus propias palabras: “Si me he decidido a dar el paso es porque me han robado. Sí, me han robado, me han robado mi derecho a parir, derecho que me ha dado la naturaleza; me han robado el disfrutar de la lactancia de mi hija, me han robado la felicidad de disfrutar de un momento que nunca más se repetirá; y han alterado mi cuerpo y mi vida. Nadie debería decidir sobre el cuerpo y la vida de otro igual sin ser aceptado por éste. Al final, a mí me ha dejado una lesión para toda la vida, y dolor por lo que he perdido y por lo que no tuve, la felicidad del nacimiento de mi niña.”
Raquel decidió confiarnos su caso y denunciar a la doctora que la atendió y obtuvo una sentencia que confirma que hubo mala praxis y le reconoció el derecho a una indemnización económica.
Resolución del caso
En el fallo de la sentencia se condenó a la doctora y a la aseguradora SANITAS S.A. DE SEGUROS al considerar que había habido mala praxis. La compañía aseguradora quería eximirse de responsabilidad alegando que cumplía con facilitar médicos de su cuadro médico pero la sentencia, aplicando la jurisprudencia, entiende que los clientes de las aseguradoras les contratan esperando recibir unos servicios de calidad. Y cuando esa calidad no se refleja en la atención recibida las aseguradoras son civilmente responsables.
La sentencia se puede consultar aquí:
CASO RAQUEL – RESUMEN SENTENCIA
Francisca Fernández Guillén es abogada especializada en salud sexual y reproductiva y negligencias médicas en el parto y socia fundadora de las organizaciones El Parto es Nuestro y el Observatorio de la Violencia Obstétrica.